TRABAJA TU POSTURA DESDE LA EDUCACIÓN POSTURAL

LA EDUCACIÓN POSTURAL-CORPORAL, UNA ALIADA EN NUESTRO DÍA A DÍA

por Eva Conde, profesional de Educación Postural en Qüestions Vitals.

Muchas veces empezamos a prestar atención al cuerpo cuando se queja, expresándose en forma de síntoma, aún sabiendo que quizás, en la prevención está la solución.

No nos damos cuenta de cómo usamos y movemos nuestro cuerpo durante nuestras actividades diarias. Y no sólo me refiero a cómo es nuestra postura a nivel estático, que también, si no a qué postura se adopta, a cómo estamos pensando, dónde está nuestra atención, cómo nos estamos hablando o a cómo nos estamos sintiendo, cada vez que nos movemos o realizamos algo o alguna actividad.

Y si vamos un poco más allá, a saber que cada elección, decisión e identificación que hacemos, son en gran medida realizadas en base a nuestra programación mental. Y esta programación también afecta al cuerpo, al tono muscular y a nuestro físico, generando tensión, bloqueos y rigideces.

Todos ellos son aspectos clave para poder determinar cómo estamos tratando a nuestro cuerpo. Y es en estos aspectos también, donde encontramos posibles soluciones para poder sentirnos mejor y con mayor bienestar en general.

En la vorágine en la que se ve envuelta nuestra vida, encontrar un momento para la quietud, el silencio y la oportunidad para entrar y estar en contacto con nuestro cuerpo y con nosotr@s mism@s, desde el reconocimiento total de lo que hay en mí, lo que soy y lo que siento, puede ser un importante primer paso para conseguir ese “sentirnos mejor y con mayor bienestar en general”.

En este sentido, la propuesta de trabajo corporal desde la Educación Postural-Corporal, es muy útil, utilizando para ello, una de sus principales herramientas, la toma de consciencia corporal.

Es decir, el darse cuenta momento a momento de las señales que nos está enviando el cuerpo a través de nuestras sensaciones físicas (sueño, hambre, frío, calor, dolor, etc.), de nuestras emociones (alegría, miedo, etc.) y de nuestros sentimientos (amor, odio, etc.).

 

La toma de consciencia corporal nos ayuda igualmente, no sólo a utilizar nuestro cuerpo con mayor eficacia, y por tanto, disponer de mayor energía, a evitar sobrecargas, alteraciones y lesiones funcionales, si no también, nos ayuda y está en la base, de nuestra salud y bienestar emocional.

Es por ello de vital importancia, desarrollar nuestra consciencia corporal y profundizar en la escucha de los mensajes de nuestro cuerpo para no sólo mejorar nuestra salud física y emocional, si no también para mejorar nuestra relación con nosotr@s mism@, con los demás y con nuestro entorno.

Otra herramienta fundamental en la práctica de la Educación Postural-Corporal es la respiración. Nuestro objetivo no es enseñar a respirar, puesto que la respiración es una función refleja dirigida por nuestro sistema nervioso autónomo, si no, liberarla.

Hay toda una serie de músculos inspiradores, agrupados en cadena, que debido a su trabajo ininterrumpido (entre otros aspectos) tienen tendencia a la hipertonía, retracción y acortamiento, limitando con ello, su movimiento. Y es por ello, que en algunas ocasiones podemos sentir que nuestra respiración está bloqueada, no es del todo profunda, que nos falta el aire o bien que se da entrecortada. Igualmente, no es posible separar la respiración y todo su mecanismo, de nuestras vivencias, emociones y sensaciones, por lo que todo ello, le va a influenciar creando un patrón respiratorio propio, mas o menos bloqueado o rígido.

Darnos la oportunidad en nuestro día a día de tener un momento de quietud para instaurarnos en el cuerpo, en sus sensaciones y en la respiración, puede ser, como decía anteriormente, un primer e importante paso si se tiene como objetivo obtener mayor armonía, equilibrio y bienestar en tu vida.

Para ello, os propongo a continuación una postura básica y fácil que incita a la quietud, a la toma de consciencia y a liberar la respiración, y que además, es una postura de estiramiento básica que nos ayuda a elongar nuestra espalda y a descomprimir nuestra columna vertebral. Nos ayuda además, a la conexión con un@ mism@. Siendo muy útil realizarla al final de nuestra jornada diaria, y muy beneficiosa, en caso de situaciones de estrés y ansiedad.

Necesitas disponer de una manta, toalla o esterilla, un pequeño cojín y una pelota de espuma de unos 10-12 cm.

-Tenderse boca arriba, acostad@ sobre la espalda, y sobre la toalla, manta o esterilla. A partir de aquí, seguir con las siguientes pautas:

-Flexionar las piernas y pisar con los pies al suelo, separando piernas y pies a la anchura de las caderas y acercando los talones hacia los glúteos.

-Lleva tu atención a la pelvis y haz el movimiento de retroversión, es decir, bascularla, de tal manera que la zona lumbar vaya acercándose al suelo, cada vez un poco más (procura no levantar el sacro del suelo).

-Deja que tus brazos estén apoyados en el suelo, estirados al lado del cuerpo, con las palmas de las manos mirando al techo, los dedos estirados y separados entre si.

-Los hombros están sueltos y caen hacia el suelo.

-Alarga tus brazos por el suelo, para que tus hombros se separen de las orejas y dejes espacio al cuello. Las manos están boca arriba, con los dedos estirados y separados entre sí, en un suave estiramiento.

-Apoya tu cabeza sobre el cojín y estira tus cervicales (“hacer nuca larga”), llevando ligeramente el mentón hacia el pecho, pero dejando espacio al cuello.

-En esta posición, coge la pelota de espuma con las dos manos y colócala debajo del coxis. Notarás cómo es más fácil bascular la pelvis, y que tus lumbares apoyen en el suelo.

-Deja que tu respiración vaya saliendo hacia fuera y si necesitas realizar algún suspiro o bostezo, hazlo.

-Mantén la postura sin realizar ningún tipo de fuerza.

-Deja que tu espalda vaya descansando en el suelo, respirando esta posición.

-Intenta que todos los ajustes y pautas para adoptar la postura se realicen a la vez, con ayuda de exhalaciones profundas. Y si en algún momento te das cuenta de que has descolocado, no pasa nada, vuelve a realizar el ajuste y sigue respirando.

 

 

-Pon toda tu atención en las sensaciones corporales. Si en algún momento sientes alguna molestia o dolor, tienes dos opciones, la de salir suavemente de la postura, o bien, puedes proseguir, “acogiendo” este dolor, enviando allí la respiración, imaginando un “camino desde tu nariz hasta la zona donde se siente el dolor”, y aprovechando la exhalación profunda para dar espacio al mismo, y dejar tiempo para que se vaya suavizando y calmando.

-Evitar el “aguantar” o mantener tanto la postura como el dolor o molestias que os puedan bloquear aún más.

-A continuación, mueve tus brazos y coloca una mano en tu pecho y la otra en tu abdomen, sin modificar nada más, y amplía tu consciencia a tu respiración, a cómo se mueven tus manos al respirar y a cómo tu cuerpo se va aflojando cada vez un poco más en el suelo.

-No establezcas ningún tipo de expectativa, sólo respira a tu ritmo, con suavidad e incidiendo en la exhalación profunda.

-Puedes mantener estas posturas unos 15- 20 minutos, como mínimo.

-Para deshacer la postura, lleva tus piernas flexionadas hacia la barriga, de una en una, coge tus rodillas con las manos y balancéate a un lado y al otro.

-Cuando esté bien para ti, déjate caer hacia un lado, suavemente, colocando tu cuerpo de lado, en posición fetal. Y descansa en esta posición, que nos sirve también para integrar todo el trabajo realizado.

El realizar este trabajo corporal-postural cada día unos minutos, puede ser muy beneficioso, por su poder de reparación corporal, además de ser un trabajo sencillo que nos ayuda a volver a nuestro centro y a colocar al cuerpo en eje, en simetría, en equilibrio, sin expectativas y sin intentar hacer nada más.

El cuerpo ya sabe, sólo tenemos que permitirle recuperarse al ir soltando todo lo que en nosotros está de más.

por Eva Conde, profesional de Educación Postural en Qüestions Vitals.